La Safor

Se considera obra de Francisco Gilabert de Centelles, Conde de Oliva.

Cómo llegar

Sobre la colina de Santa Ana, esta se encuentra enclavada en el casco urbano de Oliva.

Municipio
Época
S.XVII
Uso primitivo
Defensivo
Estilo
Arquitectura Renacentista

En los S. XVI-XVII las poblaciones de la costa valenciana sufrieron diferentes ataques por partes de turcos y bereberes que arrasaron cultivos y saquearon pueblos. Esto llevó que en 1528 las Cortes de Monzón acordaron la construcción de un sistema de defensa del litoral, al tiempo que la creación de una guardia. Con la misma intención el Rey Felipe II, en 1575, encargó al virrey de Valencia, Vespasiano Gonzaga y Colonna, un estudio de defensa del litoral. Su informe se refiere a las fortificaciones de Oliva en estos términos: “Oliva se Lugar mal cercado con Cubillos antiguos. Y Tiene morería no buscada. Dentro ay gente de lustre y castillo en el Lugar, que se más casa lana. En el alto sobre montecillo Tiene Otro castillo de poca sustancia que de muro gruesso y nuevo se a modo de tabla cuadrada con dos cubos redondos en las dos esquinas. Tiene poco agua dentro, y aúnque procuraron de tener pozo no llegarón donde era necessario, lo es de poco fundamento; Tiene algunas piezas de metal buenas del propio Señor y una media culebrina que no estar sentida era muy gentil pieza y bien labrada; está un tercio de lengua de mar “.

El castillo se edificó en el lugar donde antes estaba la ermita de Santa Ana, la cual era anterior a la segunda mitad del siglo XVI. El documento antes referido hace mención al carácter inacabado del castillo, mientras que el cubo noroeste le faltan las vueltas y el parapeto, el otro en el sureste está concluido.

Santa Ana, así como la remodelación de las murallas de la ciudad y el palacio de los Condes, se considera que son obra de Francisco Gilabert de Centelles, Conde de Oliva. Se supone que la fecha de 1546 que aparece en la inscripción que aún perdura y que provenía del Palau, es justamente el momento cuando termina la construcción.

El castillo de Santa Ana se encuentra en la cima del promontorio calcáreo de la pequeña montaña que le da nombre. Cierra por el sur el trazado de la ciudad medieval y moderna, asegura la vigilancia de las comunicaciones y permite una perfecta visualización del mar. Además proporciona un estimable control de buena parte del Raval o morería, que quedaba enmarcado entre las murallas de la ciudad con el Palacio de los Condes de Oliva y el mismo castillo.

Se trata de una construcción de planta rectangular de 43,50 x 34,70 metros de lado, reforzada por dos gruesas torres de planta circular. Las torres están orientadas hacia dos puntos opuestos, una hacia el noroeste, donde se encuentra la ciudad y la otra hacia el sureste, flanqueando el camino de acceso y la entrada a la fortificación.

Dentro de la fortificación, en medio del patio todavía queda a la vista un aljibe de planta rectangular, con bóveda de cañón y fábrica de ladrillos. A pesar de que este aljibe se puede datar del momento de la construcción del edificio, su cubierta pertenece a un momento posterior, cuando una reparación exigió su sustitución, por la mitad del siglo XVIII. Junto al aljibe, quedan huellas de varios muros que evidencian la existencia de construcciones habituales para funciones de alojamiento de la guardia o almacenes de pólvora, entre otros.

En el interior de la fortificación quedan unos muros procedentes de la ermita de Santa Ana. Esta es una nueva ermita con la misma advocación que la que existió antes del levantamiento del castillo. El edificio de planta rectangular, tenía tres naves: la central con cúpula. Ante la puerta de acceso tenía un porche orientado hacia el oeste. Su construcción según algunos autores tuvo que ser en el año 1747. (Fuente: C.Pérez-Olagüe)